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miércoles, 23 de enero de 2013

GOYO DELTA DESDE BUENOS AIRES



Hola Aurelio, un gusto hablar con vos y mas que llegue a todo el público blusero de México, mas aun. Aprovecho para mandarles un saludo a todos allá.




Aurelio:   

Platícanos un poco sobre ¿Quién es Goyo delta fuera del ámbito musical?


Goyo delta:

La escena musical no es muy importante para mí, creo  que lo más importante es hacer lo que tengo ganas y cuando lo deseo. Soy un tipo normal que se levanta todas las mañanas, voy a mi trabajo, y por la vuelta diferentes actividades, deportes, familia y blues, hacen un todo, un combo en el cual queda poco tiempo para estar aburrido. Creo que un violero de blues, no pueden tener solo la música como principal objetivo de su vida, ya que esa carencia de vivencias te generaría una escasez de recursos creativos.

Por otro lado la música hizo que este nuevamente de pie. Y solo por eso estoy eternamente agradecido a ella.




  Aurelio:

¿Dinos como se involucra Goyo delta dentro del mundo del blues?


Goyo delta:

Dentro del blues y su mundo entro a relacionarme con músicos del ambiente local, aunque no solo el blues eran nuestras influencias, también el rock, y algo de reggae quizá, funk también. Bueno, en los años 80 al 90, lo importante eran las eternas jam en casa de algún que otro amigo, sala ensayo, bar, o garaje, así fue que empecé y fue una larga etapa de locura y creatividad. En una plaza de Buenos Aires, parque Rivadavia, se vendían y canjeaban discos, lo cual también reunía a los principales músicos, y eran domingos de grandes discusiones y charlas posteriores de café.

Tiempos de Jams junto a músicos locales como Jorge Docarmo actual guitarrista de la ex Black and Blues Cristina Dall, y el guitarrista, bajista y cantante de “Durazno de Gala”: Yalo Lopez, mi primera banda oficial: “Ojos Abiertos” y luego “Blues 0” fueron años dorados para mí. 



  Aurelio:

¿Por qué es que te decides a tocar blues delta y no blues eléctrico tradicional?

Goyo delta:

En un principio, a principios de los 80, era el blues eléctrico, lo mío, junto al rocanrol y el funky, el country también dejaba su marca. Pero por diferentes motivos personales me alejo de la música corriendo el año 1995. Pero como siempre digo, nunca es tarde para volver y es así que a mediados del año 2006 vuelvo al blues, pero en este caso al principio, al delta del Mississippi, quien sabe que endemoniado espíritu me vino a despertar de mi letargo musical, no se cual fue la razón, quizá que ya tenía la crisis de los 40, no lo sé, solo sé que me rescato de una fea etapa de depresión, que aun hoy sigo luchando y nunca estas totalmente bien.

Si bien en el pasado había escuchado a varios músicos del delta, este era el momento adecuado y que los planetas estaban alineados para sentir y tocar toda aquella música maravillosa, simple y tan difícil de ejecutar como es el delta blues. Una de las cuestiones también fue llegar a la raíz, al principio, al génesis de lo que es hoy el blues y el rock, que comenzaron a fines del siglo XIX. 



  Aurelio:

¿Cuál ha sido la respuesta del público hacia tu trabajo?


Goyo delta:

Atesoro cada opinión de todos los lugares que visite, quizá no podemos definirla como una sola expresión, pero lo que rescato de estos años, es que el publico sale sorprendido, agradece aquel que es fan del genero, por la escasez de interpretes hoy en día. Entre otras opiniones, mas allá de todo, lo que el público expresa es la sorpresa que le generó el show, quizá también la energía que transmite el show



Aurelio:

¿A qué atribuyes el hecho de que sea más común encontrar bandas de blues tradicional eléctrico a ejecutantes de blues ya sea delta o de la vieja escuela?

Goyo delta:

Como ocurre en la mayoría de las ramas del arte, quizá también en la música, es común existan “modas” o tendencia, más allá de los géneros es común escuchar hoy en día a la gran mayoría de los guitarristas de blues su influencia de Stevie Ray Vaughan, por lo tanto es como una masa que va toda para el mismo lado.

Por otro lado la electricidad y electrificación de los instrumentos, genero una revolución musical. El género blues no fue ajeno a ese cambio. Fueron dejando de lado instrumentos acústicos y así también canciones antiguas, todas guardadas en un sótano.

Creo que no existe una explicación muy científica para preguntarse porque no hay tantos músicos del blues de delta, la respuesta que se me ocurre es que suena muy antiguo, aunque esta en cada uno darle un toque de frescura a aquellas piezas de blues que tanto pegaron a principios del siglo pasado.



Aurelio:

¿Qué personajes han sido tu más grande inspiración para el desarrollo de tu trabajo como ejecutante de blues delta?

Goyo delta:

La mayor influencia en un primer momento que tuve para este género fue sin duda Robert Johnson, pero más que nada su concepto musical. Seguido de Robert, entraría Son House, ya que desde el uso del National Guitar, y toda la parte de ejecución de Slide, es mas con quien me identifico. Alguien me dijo una vez que canto igual que Willie Brown, aunque solo tenga dos canciones grabadas. De los músicos actuales escucho habitualmente a John Hammond, Keb Mo, Corey Harris y John Mooney.


Aurelio:

¿Podremos en algún momento contar con la visita de Goyo delta en nuestra ciudad?

Goyo delta:

Sería muy interesante visitar México, ya estuve con algún contacto de una radio local pero nada en concreto aun. Es más, si estas interesado podes ser mi representante allí en México!  Eso sí, deberíamos incluir Acapulco en la gira, así mi esposa se pone contenta Jajá.




Aurelio:

¿Qué mensaje les das a todos nuestros lectores y músicos de México interesados en el fabuloso mundo del blues?

Goyo delta:

Se extendería mucho si les adjunto mi respuesta a una revista local, “Con Alma de Blues” así que les daré una respuesta más acotada: Creo que esta bueno estudiar y tratar de mejorar las técnicas en una guitarra u otro instrumento, pero creo que lo principal es el sentimiento, y más que nada no quedarse encerrado en sus casas practicando, posiblemente para un novato eso sea necesario pero no hay que habituarse al vicio de obsesionarse con el instrumento.

Vivir es lo que hay que hacer para poder tocar blues, vivir a full, con sonrisas y lagrimas, conociendo a una mujer, sufriendo desgracias, sobreponiéndose a eso, y solo de eso se trata, de tener un mapa de todos los caminos recorridos. Si esto no es así, que le vamos a cantar al publico me pregunto? Mas que una música triste el blues es una música en la que vos teneis que gritar e imponerte eeeh acá estoy yo! No es de ninguna forma un lamento, en todo caso sería un susurro para el oído de un mujer, y un grito para el jefe que nos explota.


Aurelio:

¿Algo más que quieras agregar?


Goyo delta:

Un placer responderte todas las preguntas, y sería un gusto para mí visitar tu país, ya que uno conoce diferentes formas de tocar blues, cada pueblo le pone algo distinto a las notas que ejecuta, y las mezcla también con sus propias raíces.

Abrazo grande.

lunes, 7 de enero de 2013

EL COSTO DE LAS MEJORES NOTAS

 


A 74 años de su desaparición  parece que el tiempo, en lugar haberlo hecho olvidar, lo llevó a la inmortalidad. Para la gran mayoría su legado hizo que la historia musical tomara un rumbo que definitivamente no podía ser concebido para su época y mucho menos que llegara a trascender con la fuerza con la que ahora es conocido.

La vida y habilidades de algunos grandes músicos tienen como trasfondo leyendas que explicarían porque llegaron a estar en ese firmamento de estrellas elegido solo para unos pocos.

Estas leyendas han sido parte esencial de muchos y han logrado, en muchos casos, ser el trampolín para el éxito aunque el valor real del personaje  no se vea  reflejado tras la leyenda.  Pero este no es el caso nos ocupa en esta ocasión, sino por el contrario, aquí la leyenda es respaldada por un completo, complejo y elaborado  sistema de ejecución  del  personaje.

Sin lugar a dudas ya se habrán dado cuenta de a quién nos referimos pues este es el caso de uno de los mejores guitarritas y cantante de blues de todos los tiempos, cuya leyenda nos habla de alguien que efectúa un pacto con las fuerzas ocultas y demoniacas vendiendo su alma a cambio de tocar la guitarra como nadie antes había imaginado.




LA HISTORIA



Robert LeRoy Johnson nació en 1911 en Hazlehurst, al sur del estado de Missisipi, nació fruto de una relación esporádica, y Robert tardó años en saber su verdadero apellido. Fue el undécimo hermano de una familia negra en una época y lugar muy complicados para alguien de color.

La música comenzó a atraerle a una edad temprana y comenzó a tocar la guitarra y la armónica y a faltar a la escuela, y un problema de la vista fue excusa para que abandonara las clases definitivamente y se centrara en la música, en la que era más bien mediocre, por lo que  quienes lo conocieron en ese entonces le sugirieron que ocupara su tiempo en otra actividad pues no tenia lo necesario para destacar.

Decepcionado de su situación y con la firme ambición  de llegar a ser el conocido por su pasión musical, Robert Johnson emprende una búsqueda hacia lo que jamás pensó podría alcanzar.

 A ciencia cierta, se dijo en aquel entonces que  no existió  ninguna prueba de a donde se dirigió, pero lo que es un hecho es que en 1931 abandono Robinsonville de forma inesperada y misteriosa y un año después a su regreso, una extraordinaria magia acompañaba  sus manos al momento de tocar.  Hay quienes aseguran  fue al  mismísimo demonio al que había encarado para adquirir tan fascinante estilo musical e incluso su antiguo mentor Son House llego a exclamar, ante la soberbia prodigiosidad adquirida: “Ha vendido su alma al diablo para tocar así”.

Lo cierto –aun que no es muy placentero oír para quienes gustan de este tipo de leyendas- es que en realidad Robert Johnson había estado en una localidad cercana, perfeccionando su técnica junto a otro bluesman reputado de la zona, Tommy Johnson; pero ante su aprendizaje y la gran habilidad adquirida no falto quien apoyara la leyenda del cruce de caminos.



LA LEYENDA



Como se dijo al principio las leyendas suelen ser parte esencial de muchos y para la época en la que Robert Johnson vivió, no pudo faltar un mejor momento pues se conocía de la fascinante leyenda que en los cruces de caminos el Demonio instala su mercadillo de destrezas musicales y por el módico precio de un alma te enseña a hacer llorar a tu guitarra hasta que se ilumine con fuego.




La rica mitología del sur de los Estados Unidos en esos años de depresión explicó el fenómeno de la siguiente manera: “En una noche de luna llena, cuando sonaron las 12 campanadas de medianoche, Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Misisipi). A cambio, Lucifer le entregó el don de interpretar el blues mejor que nadie”.

Este mítico relato no pudo haber llegado en un mejor momento pues a quien le preguntaran,  la respuesta siempre fue la misma: “Robert Johnson hizo el trueque y se convirtió en el músico más grande de su tiempo” y aunque el pacto solo duro seis años, -tras los cuales el diablo, acreedor e inflexible, vino a reclamar su deuda-  la imagen de quienes lo llegaron a ver, contaron,  que una especie de halo mágico le hacía acompañar en cada lugar que se propusiera tocar.



EL CONTEXTO LITERARIO DE SUS LETRAS



Robert Johnson nunca intento desmentir la leyenda y ésta se vio acrecentada por las referencias al Maligno presentes  en algunas de sus letras, especialmente en   “Me and the devil blues” que al pie dice:

  
 “Esta mañana temprano llamaste a mi puerta,
   Esta mañana temprano llamaste a mi puerta,

   Y yo dije: Hola soy Satán, ha llegado la hora de partir”



Esto, sin lugar a dudas, reforzó el estrecho lazo entre la leyenda, el mito y el músico pues ya han sido setenta y cuatro años de su muerte y la historia aun sigue latente, generando así  una gran controversia entre la realidad o el mito.

Hoy por hoy, aunque a nivel popular esta canción, al igual que la de “Crossroad blues” se suelen interpretar de una forma literal como piezas de su historia, más bien tratan y reflejan la angustia de sentirse perseguido por el infortunio así como del mal que habita en todo ser humano. Robert Johnson expresaba sus angustias y preocupaciones a través de la música pues su infancia había sido dura; a los 19 años había muerto su primera mujer mientras daba a luz, llevándose a su hijo con ella y años después, según investigaciones, la impotencia lo persiguió como un hechizo maligno, algo que puede notarse en sus letras.

Es así que, si bien es cierto que sus letras pueden ser interpretadas como  piezas intrínsecas de la  leyenda, también es cierto que pueden solo ser  el reflejo de la angustiante vida que atravesó.

 Los textos de sus canciones son hoy hitos en la poesía popular estadounidense y su universo lírico es tremendamente novedoso, aún basándose en el folklore tradicional norteamericano. Sus precisas imágenes poéticas, sugieren misteriosas sensaciones arquetípicas que llegan a todo ser humano por universales y primitivas.

Johnson hablaba explícitamente de sexo, mezclándolo con la religión y el folklore sureño. Cantaba sobre la fugacidad de las relaciones humanas, el vagabundeo propio de esos años de crisis económica y éxodos masivos, y sobre todo, de su peculiar relación con Satanás. En canciones como “Me and the Devil Blues” o “Crossroads Blues” da la impresión de que realmente conoció al ángel caído esa noche.



EL LEGADO


Plasmando de una manera metafórica sus temores y aprovechando  la buena fortuna de haberle sido colgada tan grandiosa historia,  entre 1936 y 1937 tras haber sido descubierto por un promotor musical al término de uno de sus  conciertos, grabo sus dos únicos discos agregando así 29 canciones que fueron grabadas en 5 sesiones. Las primeras, en San Antonio (Texas) los días 23, 26 y 27 de noviembre de 1936, y las segundas en Dallas (Texas) el 19 y 20 de junio de 1937.

Los temas fueron recopilados y publicados en todo el mundo en los años 60 trastocando a toda una generación de músicos británicos (Jagger, Clapton, Richards, Page, Winwood), que basarían en ellas su música, aunque mucho antes ya eran conocidos y versionados por músicos de la talla de Muddy Waters.

Caso paradigmático es el de Eric Clapton, que lo pasó realmente mal para intentar reproducir la música de otro planeta de Johnson, y que afirmó necesitar un año entero para realizar una versión digna de canciones como “Hellhound on my Trail” o su gran canción talismán con Cream, la genial “Crossroads Blues”. Siendo esta última, la melodía más controversial como parte esencial del mítico relato de la vida de Robert Johnson.




LA ANECDOTA



Una anécdota narra que Robert hizo las grabaciones  con su guitarra Gibson medio destruida  de la que no se separaba jamás, y de cara a la pared. Los directivos del estudio corrieron el rumor que era para que no le vieran los ojos poseídos al momento de cantar, aunque algunos músicos lo atribuyen a que la acústica así era mejor. Esto y el hecho de que  algunos conocidos le atribuyeran extraordinarias habilidades, como por ejemplo, el suceso de que tras una tarde de charla, con la radio de fondo y Robert sin prestar atención a la música, era capaz al día siguiente de reproducir cada canción por orden y nota por nota.



LA PARTIDA



No existe prueba documentada ni fidedigna de cuál fue la verdad sobre la muerte de Robert Johnson pues hasta sobre su tumba existe duda, ya que existen tres en las que supuestamente sus restos descansan.

Infinidad de relatos se han escuchado Algunos de ellos hablan sobre el hecho de que fue una venganza  tras haber seducido a la mujer del dueño del local donde tocó esa noche, el “Tree Forks” algunos otros narran que fue una mujer celosa la que lo enveneno y algunos otros afirman  que murió ladrando como un perro.






Lo cierto es que con apenas 27 años de edad, los mismos que extrañamente tenían al morir otras grandes genialidades musicales como Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain y ahora en nuestros tiempos la mismísima Amy

Winehouse; Robert LeRoy Johnson partió de este mundo mortal para agregarse definitivamente en la inmortalidad de la leyenda.



¿Realidad, leyenda o mito?  Creo que algo de las tres hicieron de Robert LeRoy Johnson el mejor guitarrista de blues de todos los tiempos y no por nada se le conoce desde aquel entonces como “The king of the Delta Blues”



Articulo publicado por:

Aurelio Pacheco Sanabria

Investigador, Columnista, literato, compositor y ejecutante de blues delta.

Fundador del espacio web “The old school blues Mèxico”